Francisco Bastitta Harriet (Universidad de Buenos Aires, CONICET)
En medio del renovado entusiasmo de los filósofos y humanistas italianos del siglo XV por la Antigüedad clásica, resurge también el estudio y la traducción de las obras de la patrística griega, que responden a su anhelo por una teología poética y una nueva antropología. En ese contexto, algunos de los textos de Gregorio de Nisa que habían permanecidos ignotos para Occidente durante los siglos medievales reciben sus primeras traducciones latinas, realizadas por representantes destacados de la cultura italiana y bizantina. Arribado a Calabria a principios del Quattrocento, el monje Atanasio Chalkéopoulos, quien llegó a ser obispo de Gerace y estrecho colaborador en la Academia romana de Bessarion, traduce al latín el De oratione dominica del Niseno y lo dedica al papa Pablo II. Presentaremos brevemente el texto y analizaremos el modo en que el traductor bizantino vierte al latín los pasajes antropológicos más interesantes de las homilías del Niseno, que contienen temáticas muy caras a los humanistas italianos: la asimilación a Dios y el ascenso espiritual, la unidad y dignidad propias de la naturaleza humana, la libertad de necesidad y los alcances del libre albedrío, la divinización.